Gracias, Ignacio.

Por todos es conocido. Hace unos días, en Londres, varios malnacidos llevaron a cabo otro atentado, otro más, reivindicando sus ideas. Como tantas otras veces, se llevaron por delante la vida de varios ciudadanos. Numerosas familias rotas. Ignacio Echeverría ha sido uno de ellos.

La familia de Ignacio, sus hermanos, sus padres, sus tíos, abuelos, primos, amigos… mucha, muchísima gente, ha estado una barbaridad de tiempo sin saber si estaba vivo o muerto. Si estaba en un hospital o no. Si, en resumidas cuentas, estaba. Tenemos la suerte, o no, de vivir en el hemisferio norte del planeta. Tenemos la suerte, o no, de vivir en Occidente. Tenemos la suerte, o no, de vivir en el mal llamado primer mundo. Tenemos la suerte, o no, de vivir en la Era Tecnológica, la Era de las Comunicaciones. Vivimos, queramos o no en el año 2017. Es INADMISIBLE, no sirve ninguna excusa, que sus padres, hermanos, primos, tíos, abuelos y amigos hayan tenido que esperar hasta hace unos minutos para saber que Ignacio, su Ignacio, es uno de los fallecidos, asesinados, en el último ataque de Londres. Es intolerante que, teniendo la tecnología que tenemos, el saber científico que se presupone, no hayan dado noticias hasta pasado todo este tiempo. Es un insulto. Es lamentable.

De Ignacio no puedo hablar. No le conozco. Tengo familia que sí le conoce y hablan maravillas de él y sus hermanos. No lo dudo. Hay que ser de otra pasta para enfrentarse a varios asesinos, jugándose la vida, con tal de defender la vida de otros. Ignacio ha demostrado ser lo que todos hemos soñado alguna vez. Pocos, muy pocos, poquísimos, habríamos hecho lo mismo que hizo él. Ignacio, sí, es un héroe.

Hoy, iba con mi hijo de siete años en el coche. Las noticias en la radio sonaban de fondo. Hablaban del «héroe del monopatín». Mi hijo me empieza a preguntar por Ignacio. Le cuento lo que pasó en Londres. Le hablo de la valentía de Ignacio. De cómo peleó con su única arma, su monopatín, contra varios asesinos. Me corta y me dice: «Entonces, papá, Ignacio no es el ‘héroe del monopatín’, es el el Super héroe de todos los héroes.» Cuánta razón. Espero que no solo un niño de siete años sea consciente de la bravura de un joven de 39. Espero que todos seamos conscientes de lo que ha hecho por una mujer que estaba siendo atacada, por una ciudad que estaba siendo atacada, por un mundo que está siendo atacado. Ignacio no defendió a aquella mujer. Ignacio nos defendía a todos.

Gracias, Ignacio. Gracias.

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