¡Sí, sí, no es broma!

– No me lo creo.
– Créetelo.
– ¡Venga ya! No es posible.
– ¡Sí, sí, no es broma!

Un día cualquiera de dentro de algún año cualquiera, una pareja cualquiera comentando la noticia, la NOTICIA: Se acabó el cáncer. No hay más cáncer.

Sería la leche. Desgraciadamente, tendremos que vivir algún año más, muchos me temo, sin que esa noticia salga en las portadas de los periódicos. «No, si la cura la saben, lo que pasa es que no les interesa darla a conocer.» ¡Venga ya! «Hay tanta superpoblación que prefieren que sigamos cascando…» ¡Claro! Y los piojos los lanzan desde avionetas en el mes de septiembre a los patios de los coles. No me creo que haya alguien capaz de conocer cómo acabar con el motivo de la peor lacra de todos los tiempos y sea capaz de no decirlo. No me lo creo.

Como no me lo creo y soy de esos que piensa que investigando se consiguen nuevos descubrimientos y que con esos nuevos descubrimientos se puede, tal vez no salvar vidas, que también, sino mejorar la calidad de muchas de ellas… como soy de esa gente rara que piensa así, se me ocurrió, junto a otra loca, mi prima Almudena Perales, hacer unas pulseras. Unas pulseras con un «#quetepetencáncer» bordado en ellas. Unas pulseras, 200, que pretendíamos vender a otros 200 iluminados como nosotros. Unas pulseras, ya no son 200, llevamos más de 1000 vendidas, cuyas ventas van íntegramente destinadas a la Asociación Pablo Ugarte. Asociación que lucha contra el cáncer infantil. Si ya el cáncer es asqueroso el infantil es repugnante. APU lleva varios años siendo la asociación que más recauda, que más dinero destina, a la investigación contra el cáncer infantil. Nosotros queremos aportar nuestro granito de arena. Nosotros, Almudena, tú, yo…

Gracias a Gonzalo Perales, un enfermo más de cáncer, no uno cualquiera. Gonzalo se inventó el #quetepetencáncer, «con tilde en la a» y nos aporta semana tras semana una pequeña lección, una gran lección, a los que le rodeamos, a los que le seguimos, con las palabras con las que está afrontando su enfermedad. Enfermedad que le acompaña desde hace pocos meses y que está demostrando tener lo que hay que tener para plantarle cara. Gracias a su buen humor, a las risas que nos contagia cuando habla, por ejemplo, de sus maravillosos menús y cómo los suplanta con comida «clandestina». Gracias a su valentía, con la que se enfrenta a cada uno de las batallas. A su voluntad. A su saber estar. Gracias a él, y solo gracias a él, se nos ocurrió encargar unas pulseritas para sacar cuatro duros para APU.

Y gracias a vosotros, esos cuatro duros se multiplicaron por cuatro y por cuatro y por cuatro más. Y si nos ayudas, seremos capaces entre todos de hacerle un regalazo a APU y a todos los niños por los que trabajan incansablemente desde hace tanto tiempo y con tan buenos resultados.

Es muy fácil: Ponte la pulsera, roja o verde. Habla de ella. El que quiera pedirnos pulseras que nos mande un correo a quetepetencancer@gmail.com diciéndonos cuántas quiere, dónde quiere que se las mandemos y a qué nombre se las mandamos. Cuántas. Dónde. Para quién. La forma de pago se la diremos por correo. Y listo. Los 250 centimos que cuesta cada pulsera, cada uno de ellos de los 2,50€ que cuesta, irán destinados a la Asociación Pablo Ugarte. Y ojalá, ojalá, dentro de poco podamos encontrarnos con un amigo cualquiera, en un lugar cualquiera y tener esta conversación:

– No me lo creo.
– Créetelo.
– ¡Venga ya! No es posible.
– ¡Sí, sí, no es broma! ¡Se acabó el cáncer!

 

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