Nadie sin Navidad

Fue en 2016 cuando, por una inocente conversación, nació una gran y prometedora idea. Marta se enteró por un amigo de que alguien le había dado una cantidad de dinero a una señora que vivía en la calle con la idea de que se comprase algo de comida. Cuando esa persona se enteró de que su limosna se utilizó para comprar un pinta labios, éste se sintió engañado y francamente mal. Aquél amigo no sabía que el hecho de contarle eso a Marta daría inicio a una preciosa historia.

Marta defendió a capa y espada a aquella coqueta mujer. Pensó que tal vez necesitase sentirse guapa antes que comer un plato de comida. Por lo que Marta empezó a darle vueltas y acabó creando Nadie Sin Navidad. Recorrió Gran Vía de arriba a abajo. La acera de los pares y la de los impares. Y vuelta atrás. Hasta que consiguió que todos los «pobres», como ella les llama de forma genérica, le dijeron qué era lo que querían por Navidad. Un chándal, un libro, un abrigo, un saco de dormir, un pijama, un bocadillo, un… hubo uno que no quería nada, no tenía necesidad de nada… un cuaderno, un gorro, un teléfono… hasta que una tal María le pidió un billete de autobús. María, rumana, quería volver a su país para dar a luz al hijo que esperaba. María fue engañada como muchas otras personas de su país con promesas que nunca se cumplieron, acabando en la calle siendo dirigida por una «organización». Marta reunió sus ahorros y algo que consiguió de sus familiares y amigos hasta conseguir la cantidad para comprar el billete de autobús que tanto deseaba María. Nunca más se supo de María. «Se la llevaron a otro “puesto”», dijo su vecina de Gran Vía.

María (Rumanía) abriendo su regalo en forma de billete de autobús.

Marta no cesó y recolectó todo lo que sus «pobres» pidieron. Así hasta 25 regalos en su primera Navidad. Se unieron Marco, estudiante italiano, y Josep María, que se encargó de las redes sociales. Juntos llevan cuatro años ejerciendo de Reyes Magos para esos olvidados que a veces ni vemos. Nuestro día a día. Nuestra rutina. Nuestros «ojos que no ven…». No todos somos así, gracias a Dios. No todos tenemos ese ego que nos oculta la realidad. No todos tenemos el corazón tan frío para no sentir ciertas realidades. Gracias a personas como Marta, Marco y Josep María, el mundo es un poco mejor.

Marco me cuenta que un día fue con un amigo a comprar algo a Decathlon. Al entrar se acercó a la persona que pedía en la puerta. Se presentó y le preguntó su nombre. Ferguson. Hablaron un rato y éste le pidió un pijama. Marco, por supuesto, le prometió el pijama y se marchó. «Espera, espera, tengo tres hijos a los que no puedo comprar regalos. ¿Te puedo pedir algo para ellos también?» Una muñeca de Frozen, un peluche y un coche teledirigido.

Nadie sin Navidad, Madrid 2020

Días más tarde, un 22 de diciembre, día de la Lotería, Marco visitó a Ferguson y su familia. Les llevó los regalos y fue plenamente consciente de aquella historia detrás de un simple «pobre más». Marco vio que los tres hijos de Ferguson eran reales. Vio y sintió sus necesidades. Vio y sintió su pobreza. Marco empezó a visitar asiduamente a la familia de su amigo Ferguson. La familia va a crecer con un hijo más. Marco será su padrino de bautismo. Gracias a un pequeño gesto, un ¿cómo te llamas?, la vida de Ferguson ha cambiado pero, la que ha dado un giro tremendo es la de Marco.

Historias que no vemos, no por ello inexistentes. Historias reales. Historias que necesitan de gente como Marta, Marco y Josep María para tener un final feliz. Gracias a ellos hay cada vez más gente dispuesta a ayudarles. No son suficientes. Voluntarios. Donantes. Pajes. Necesitan ayuda de cualquier tipo. Puedes encontrarles en sus redes sociales: Facebook e Instagram, donde verás las peticiones de José, David, John, Andrés, Fernando, José Ramón, Antonio… libros, abrigos, sacos de dormir, ropa para gatos, hot dog, jamón, guitarra… Entre el amor y la pasión con que lo hacen desde Nadie Sin Navidad y tu ayuda, estoy convencido de que todos, absolutamente todos, tendrán su regalo de Navidad.

¿Te animas a conseguir «que Nadie se quede sin Navidad»?

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Por último, querría romper una lanza por la generación de Marta, Marco y Josep María. Hoy, que los jóvenes están siendo señalados por saltarse las normas anti Covid, hoy que son el centro de todas esas acusaciones, creo que hay que defenderles pues no todos son tan insensibles ni insensatos. No por ser joven se es mala persona. Hay muchos jóvenes con iniciativas tan bonitas y solidarias como ésta. Dejemos que los jóvenes sean jóvenes y den frescura a nuestra sociedad. Falta nos hace.

Abrigos para los gatitos de José.

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