¿Doble capa? ¡Doble rollo!

– ¡¡Papá!! ¡No queda papel! 

Esto pasa en todas las casas. ¿Cuantas veces has ido a «leer» un rato y te has dado cuenta al final que lo que cuelga de la pared es de color cartón y no blanco como esperabas? Aunque lo neguemos, todo lo que comemos entra por arriba y sale por abajo. Vamos, que todos somos jardineros y hemos plantado pinos, chopos e incluso algún que otro roble. 

Bien, llegado el momento crítico del rollo vacío hay una única solución: comprar más. Podemos probar alternativas, pero el papel higiénico es uno de los inventos más revolucionarios. Fueron los chinos, ¿cómo no?, allá por el siglo II A. C., quienes ya usaban láminas de papel. Los romanos usaban lana empapada en agua de rosas. Los franceses, encaje y sedas (¡!). En 1857, un tal Gayetty, empezó a comercializarlo en láminas. Y, fueron los hermanos Scott quienes, por fin, lo enrollaron en 1880. 

Dicho todo esto, nunca viene mal algo de culturilla general aunque sea para quedarte con la gente en una partida de Trivial (¿se sigue jugando al Trivial?), vuelvo a hoy. Decía que nos quedamos sin papel en casa. En mi lista de «things-to-do» destacaba en letras mayúsculas, en negrita y subrayado, ir a comprar papel. Le seguían varias cosas más que no vienen a cuento. Pues hoy he ido a comprar el dichoso papel. Primera sorpresa, hay docenas de marcas. Cada una de ellas tiene docenas de variedades. Y cada variedad viene en paquetes normales, familiares o para gente descompuesta (¡72 rollos!). Como me conoce bien me dijo que lo comprara de «doble algo». Resulta que la cosa se complicaba. Me planté delante de las estanterías de papel enrollado. Descarté los de colores. No molan nada. Descarté los rugosos, me pega que por el tamaño y dibujos serían de cocina. Seguí buscando. Vi unos que me recordaron al papel de secarse las manos en las gasolineras. Esos te tienen que dejar el culo con más cicatrices que la cara de Rambo en cualquiera de sus películas. Los siguientes eran los míos. Doble capa. Eso me suena. Seis marcas. Descarto alguna. Y me quedo entre dos. Al final, como los niños, pinto pinto gorgorito. «Papel higiénico doble capa/folha dupla (todo lo relacionado con el aseo viene en portugués, sin comentarios) compacto X 6». Este es el que me han encargado. Paso por caja. 1,98€. 

Orgulloso como si hubiese comprado el chollo de los chollos, le mando un mensaje y le digo que «todo ok, podemos seguir cagando tranquilos en casa». Me pregunta que qué he comprado, me conoce demasiado bien. Se lo digo. «Pero, ¿doble rollo?» ¡Doble rollo! ¿Eso qué es? Mi cabeza se quedó con «doble». Doble o nada. Pues nada. La he cagado, con seis rollos de papel de doble capa, pero la he cagado. Resulta que no era doble capa. Diez minutos discutiendo sobre el papel, mensaje va, mensaje viene. 

Y digo yo, ¿no pueden normalizar el tema del papel? ¿Unificar criterios? ¿Para qué tantos tipos? Vale que esa parte del cuerpo es sensible, que no queremos lijas pasando por ahí una o dos veces al día, pero ¿acaso es tan importante darle más de dos minutos de tiempo a la elección de algo que se va llenar de deshechos y que no va a hacer otra cosa que irse por el subsuelo de tu ciudad? Que, digo yo, que un kleenex, al fin y al cabo, tiene que durarte algo más. Que un papel de cocina tiene que empapar y no se qué más. Pero ese papel, el que enrollaron los Scott no vale más que para una cosa. 

Pues, mira, a mi me ha dado para discutir un rato con mi mujer, nos hemos reído un rato, y ahora para contároslo. ¡Bendita variedad!

Y tú, ¿cual usas? 

PD: Mañana iré a ver qué es eso del doble rollo. 

Copia cien veces…

Me castigó un verano a traducir El Principito del francés al español. Todo lo que sabía decir en francés era güi. Bendito diccionario. Pena que no existiese el traductor de Google en aquella época.

Copié cien veces «haber es un verbo, a ver es mirar, haver no existe.» ¿Cien? Tal vez mil.

Desempolvó libros para que los leyese. Los leí. Los resumí. Los estudié. Descubrí que cuando él tenía mi edad la imprenta ya se inventó.

Me puso, nada más y nada menos, a un Teniente Coronel como profesor de apoyo. Éste lo dio todo para enseñarme a estudiar. Para enseñarme a escribir. Para enseñarme a resumir. Lo medio logró.

Me corregía cada vez que cometía alguna falta de ortografía. Cada vez que le daba una patada al diccionario. Ya fuese por escrito o hablando. Era ese duende que se posa en tu hombro y te da el rollo cuando menos te lo esperas.

Una tarde me explicó que «dar por saco» no tenía ningún sentido. Que lo correcto era «dar por culo». Que como lo dijese delante de él me iba a enterar.

Que «eres un cachondo» no tenía nada que ver con el significado que yo le quería dar. Que «cachondo» es un perro en celo. (Al final la RAE aceptó el significado al que yo me refería).

Me mandó a Francia dos veranos a aprender francés. No lo hice. Aprendí a conducir un Peugeot 205 con 14 años. A hacer windsurf. A pedir Coca Cola en francés.

Me mandó a EEUU dos años a mejorar mi inglés. Lo logré. Me animaba desde España a apuntarme a concursos de relatos cortos. Gané alguno.

Me apuntó a un curso de escritura que ofrecía una editorial. Fui con un compañero de clase. Él lleva tres o cuatro libros escritos. Yo… Yo, ninguno. Yo, un miserable blog que estás leyendo ahora mismo.

Le acompañé al cierre de la revista durante muchas noches. Corregía. Leía. Releía. Le imitaba. Le copiaba. A veces le avisaba de errores que él no veía. Se excusaba.

Y hace unos días me propuso escribir un libro. Que él me lo ofrezca es como si Messi o Ronaldo me dicen que me compre unas botas y me dedique a correr tras un balón. Él no es Messi ni es Ronaldo, pero es mi Messi y mi Ronaldo. Es mi padre. Así que no me va a quedar otra que planteármelo.

Del quiosco a la librería

Lees lo que escribe y te puedes echar a reír o a llorar. Tiene ese don que solo algunos tienen de hacerte protagonista de sus propias historias. Le suele escribir a ellas. Pero siempre nos menciona a nosotros. Te pone a parir, a su Él, a nosotros, y encima te mueres de risa imaginando la situación. Cuenta historias. Cuenta anécdotas. Cuenta su día a día. El día que se perdió por culpa de la interminable conversación con su amiga. El partido de pádel. El viaje a Lisboa para ver a su Atleti. El día que su hija le robó el pantalón. Lo cuenta todo.

Nos habla de fundaciones, de ONG, de niños que lo pasan mal, de madres que lo pasan peor. Nos cuenta lo que necesitan. Nos pone fácil ayudar. Lo consigue. 

Se vuelca con sus lectores. Es su propia community manager. Contesta a todos y cada uno de los comentarios que le hacen. Se ríe. Llora. Se troncha. Lo hace saber en sus respuestas. Pasan días y ves como crece su área de comentarios. Leída por muchos. Comentada por todos. 

Y de repente desaparece. Silencio. Vacío. Último post de hace dos meses. Y de repente reaparece. Vuelve. Aluvión de comentarios. Aluvión de «me gusta». Sus lectores comparten su último post. Atando cabos descubres que el silencio se debe a algo más de lo que cuenta. Deja de escribir en el periódico donde llevaba más años de los que aparenta tener dándolo todo. El periódico donde empezó a desnudarse públicamente. El periódico del que no hacía más que hablar maravillas de él. Todo tiene un fin. No lo cuenta. La imagino incapaz de hablar mal de su casa. De su otra casa. Humildad. Cordura. Prudencia. 

Sí cuenta que pronto se publicará su primer libro. Un libro que estará lleno de ella. De sus aventuras y desventuras que nos contaba. Supongo el libro. Quiero pensar que será como sus columnas. Como sus posts de las redes sociales. Quiero pensar que el libro será, en definitiva, lo que es ella: buen humor, alegría y optimismo. Quiero pensar que ese libro, que compraré en cuanto el encargado de la librería lo saque de la caja de cartón remitida por la editorial, quiero pensar, digo, que ese libro será lo que es su autora, Marta Barroso. Del periódico al libro. Del quisoco a la librería. Pero siempre ella. Siempre tú. Ojalá. 

Si usas facebook puedes encontrarla aquí: https://www.facebook.com/martabarrosoperales donde define su página así: 

Aventuras y desventuras de una mujer trabajadora de mediana edad, fiel al «martirmonio» y con dos hijos «adorablemente adolescentes».

Little hands

«Yours is the Earth and everything that’s in it,   

    And—which is more—you’ll be a Man, my son!»

Rudyard Kipling – If. 


Escuchando esta canción recordé el poema IF de Kipling. Algún día, en algún momento, me sentaré con cada uno de mis hijos y les haré leer el poema y escuchar la canción. Y si soy capaz, les hablaré yo también. De momento seguiré disfrutando de su inocencia y espontaneidad. 


Little Hands – Inland sky
Little hands
the world is yours
hold it close with open arms

little feet

with miles ahead

take it slow see it all take it in
I see me in you,

you in me

I see me in you,

you in me

I see it in your eyes

I see it in your eyes

little heart

dancing on

so the ins and outs won’t bring you down

little dream
grow up tall

with a little rain

a little sun you’ll feel alive

I see me in you,

you in me

I see me in you,

you in me

I see it in your eyes

I see it in your eyes

little hands

the world is yours

hold it close with open arms

little hands.

La nevera de chocolate 

Recuerdo como si fuese ayer, como si el tiempo se hubiese detenido, que así fue, cuando llamaron al timbre de casa y me tocó a mí bajar a abrir la puerta. Era un mensajero que aparcó su furgoneta blanca en la puerta de casa. Preguntó por mi padre. Le dije que no estaba. Preguntó por mi madre. Acababa de salir. Pidió entonces que le firmase un papel y abrió el portón trasero de la furgoneta. Sacó un carrito de esos con los que llevan los paquetes grandes. Lo dejó en el suelo y subió a empujar hacia el borde una grandísima caja. Era bastante más grande que una televisión. Incluso más que una lavadora. Por el tamaño pensé que sería una nevera, pero la de casa funcionaba y bien. 

Subió la caja a casa y pensando que era un electrodoméstico le hice dejarlo en la cocina. La curiosidad me podía. Llamé a mi padre al trabajo pero no me quiso decir lo que era. Decía que no lo sabía. Eso me hizo volver a la cocina con mis hermanos y allí nos pusimos a darle vueltas a la cabeza… y alrededor de la caja. La CAJA. 

Salimos a jugar. Mi madre no llegaba todavía. Volvimos a casa. Fuimos a merendar y vimos la CAJA. Allí seguía. Ocultando algo. Cogí un cuchillo e hice un pequeño corte en uno de los laterales. No se veía nada. Me fui a buscar a algún hermano. A algún cómplice. Cogí el cuchillo otra vez y le metí un señor tajo cual Z del Zorro. Metí los dedos. Metí la mano. Agarré algo y lo saqué. Era chocolate. Una tableta de chocolate. Mi padre se ha vuelto loco con eso de las ofertas. Ha comprado cientos de tabletas de chocolate. Llegó a casa. Terminamos de abrir la caja y era una despensa móvil de todo tipo de productos de chocolate, yogures, flanes… ¡Acababan de llegar los Reyes Magos a casa! Cuatro hermanos, cada cual más goloso, con chocolate para dar y tomar. 

Hace unos ocho o nueve años volando de Madrid a Milán pasaba por el pasillo del avión y un buen hombre que estaba sentado en un asiento de pasillo me paró. Me preguntó por mi apellido. Que si era hijo de mi padre. Le dije que sí. Que como lo sabía. Algo le hizo pensar que sí. Me dijo que mi padre hizo algo muy bueno en su día por él. Escribió un artículo que le gustó. Y se lo quiso agradecer. Vaya si lo hizo. Fue él quién envíaba esa caja, la CAJA, a nuestra casa. Más de 20 años antes y todavía lo recordaba. Yo nunca pude ni podré olvidar aquél día en que mi casa se llenó de tabletas de todas las formas y colores. 

Me pidió la dirección y se la dí. Le advertí que no me mandase nada. Que aquello ya estaba resuelto. Me dijo que era para enviarme una carta. La carta llegó. Sí. Pero acompañada de 24 botellas de vino. Un vinazo. Mentir no mintió, pero uno no acostumbra a recibir ese tipo de cartas. ¿Por qué? Yo no escribí nada. Le pregunté. Me respondió. Sí, agradeciste mi gesto. Temí entrar en una espiral de regalos-agradecimientos-regalos… por lo que decidí intentar no volver a cruzarme con él. Era fácil. En treinta y tantos años de vida me lo crucé, hasta ese día, dos veces. Fue intentar no verle y apareció otras cuatro o cinco. En distintos lugares. Todas, todas, volví con las manos llenas. En todas ellas habló maravillas de aquel que escribió el artículo. En todas ellas me hablaba como si nos conociéramos de toda la vida. Me agradeció mi trabajo. Me deseaba lo mejor para mi familia. 

No sé si los jueces habrán tenido razón o no. No sé si lo que la prensa dice será cierto del todo o no. Solo pienso que la persona que hoy ha fallecido en un hospital de San Lúcar de Barrameda y que será enterrada en Rota, su lugar natal, fue una bellísima persona conmigo. Tanto él como los hijos, no todos, que tuve la oportunidad de conocer. Descanse en Paz don José María Ruíz-Mateos. Hoy ha muerto el remitente de aquella caja que un día hizo feliz a cuatro hermanos. Hoy ha muerto quien nos mandó la nevera de chocolate. 

Andrés Marcio se queda sin carrera

  
El gran Santi Rodríguez se hace eco de la decisión del actual Ayuntamiento de Madrid en cancelar la I Carrera Solidaria a favor de la Fundación Andrés Marcio, Niños Contra la Laminopatía. Nadie lo entiende. Mucha solidaridad, muchas buenas palabras pero han dejado sin carrera, ya aprobada por el anterior Gobierno, a unos niños que iban a ser beneficiados por ella. 
Gracias, Santi. Lo que dices es lo que yo pienso. 

A continuación puedes leer el texto completo que también puedes encontrar en su blog
«La política es un tema que me suele causar, venga de donde venga, malestar. Estoy totalmente desencantado de esta profesión en la que, sin exigencias académicas ni de experiencia profesional previa en ningún sentido, abundan los “profesionales” de la corrupción, la ineptitud más absoluta, la insensatez y todo tipo de lindezas a lo largo del período que les permite campar a sus anchas impunemente sin tener que rendir cuentas como es debido.

Si en nuestro país, a cada corrupto, se le pusiera una luz en el culo España sería Las Vegas.

En Andalucía tenemos al PSOE con sus ERE, en Cataluña tienen a CIU con los Pujol, en Valencia tienen al PP con Gurtel y una larga lista de tramas y demás madejas podridas que abarca todo el territorio nacional. Alcaldes, concejales, diputados y todo tipo de cargos político y no políticos (incluído el “Pequeño Nicolás”) trincando a manos llenas sin que se les exija la devolución de todo el dinero, hasta el último euro, como ocurriría con cualquier ciudadano.

Yo de mayor quiero ser aforado.

De momento, los partidos que acaban de irrumpir en el panorama político están, en este aspecto muy prudentes a la hora de meter la pata pero la empiezan a meter en otros campos que a mí me duelen igual por lo sensible que soy con el tema de las discapacidades.

Dentro de Ciudadanos hay un “elemento” (no sé si sigue, ni me interesa en absoluto, dentro del partido pero por aquel entonces era parte integrante del mismo) llamado Javier Nart, un escupidor soberbio e impresentable que se permitió la libertad de hablar despectivamente, por mucho que él no lo reconozca, de las personas con discapacidad. El impresentable de Javier Nart manifestó que carecía de sentido dar a luz a niños con malformaciones…¿Quien delimita que malformaciones tienen derecho a la vida y cuáles no? ¿Se ve él capacitado, ya que demuestra su inmensa sabiduría cada vez que interviene, para decidir cuáles son los casos que tienen derecho a ser “admitidos a trámite”? Para colmo, este imbécil habla de las personas con Síndrome de Down refiriéndose a ellas como “subnormales”. Este término hace años que dejó de utilizarse (curioso que él, con sus amplios conocimientos aunque nula sensibilidad, inversamente proporcional a su soberbia y egocentrismo, no lo sepa aún) por el espíritu despectivo que lleva implícito y que dañaba y atacaba a personas que tienen este síndrome. Pues bien este tipejo está o estuvo representando a España en el Parlamento Europeo.Ya digo que no me apetece molestarme en saber nada de su vida ni a qué dedica el tiempo libre que debe ser mucho.

Su partido pidió se encargó de pedir disculpas por su error. Por supuesto, el individuo aún sigue sin disculparse. ¿Disculparse él? ¿Por qué? Sus excedentes de soberbia y falta de humanidad se lo impiden. Curioso que obvie olímpicamente a los afectados que forman parte del colectivo que da nombre a su partido…ciudadanos. Entre ellos hay muchos padres, madres y propios afectados que forman parte de nuestra sociedad aunque él no lo tenga en cuenta.

Otro afecto al partido aunque no se integró en él al final es Arcadi Espada. Va de partido en partido y tiro porque me toca. Este caballerete aparece cercano a Ciudadanos, a UPyD… Va dando tumbos no sé si por propia iniciativa o porque su olor a odio y a amargura vital impide que lo acepten en ningún sitio . Este individuo se permitió pedir la cárcel para mujeres que den a luz a personas con Síndrome de Down y otras discapacidades. En uno de sus putrefactos artículos hace referencia a parte de la sociedad en la que él, para nuestra desgracia, lleva años viviendo, tachándolos de “tontos, enfermos y peores”. “Ya me pareció una barbaridad lo de su colega Nart pero lo de él si que merece cárcel. Según él, por lo visto, hay derecho a abortar pero no a lo contrario… Hace años hubo un chavalote como este iluminado, llevaba bigotito corto y se llamaba Adolf.

Mi solidaridad con la buena gente que tenga que convivir al lado de estos dos desechos intelectuales que, por llamar la atención, llegan a límites inaceptables con este tipo de barbaridades.

Ahora voy con Podemos. Sin entrar, que ya digo que no me interesa en absoluto, en valoraciones políticas acaban de empezar a tomar decisiones y ya se están luciendo. Os cuento lo que han destrozado.

Es práctica habitual echar por tierra las medidas de anteriores formaciones políticas cuando hay cambio de gobierno y una nueva llega a ocupar el puesto que ocupaba en la anterior legislatura los que ahora se encuentran en la oposición. Ni lo alabo ni lo critico salvo cuando se mete la pata hasta el fondo.

El próximo mes de Septiembre se iba a llevar a cabo una carrera solidaria en favor de un crío, Andrés Marcio, que sufre laminopatía. Es una dura enfermedad degenerativa contra la que, con él al frente, está luchando la familia y todos los que tienen conocimiento del sufrimiento que la enfermedad de este crío conlleva, de la mejor manera que saben.

Pues bien, conseguidos todos los permisos para llevar a cabo dicha carrera ahora se llevan la sorpresa de que el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid ha tomado la decisión de suspender la carrera. Seguro que tienen una poderosa razón para hacerlo pero esa razón, me van a perdonar, me la voy a pasar yo por el Arco del Triunfo.

Dedíquense ustedes a hacer algo útil empezando por no entorpecer los intentos de los que teóricamente son su razón de ser. Se llenan ustedes la boca en sus intervenciones de hablar de falta de sensibilidad por parte de los gobernantes hacia las personas más desfavorecidas, con lo que estoy totalmente de acuerdo, y a la primera ocasión , simplemente con no hacer nada más que dejar correr los acontecimientos ya ayudarían, meten un pisotón y dan carpetazo a una lucecita de esperanza que tenía este chaval y todos los que, de una u otra manera ayudamos como nos es posible.

La familia ha presentado recurso a esta maravillosa decisión. Espero que los responsables del Ayuntamiento de Madrid recapaciten y se den cuenta de que la cagada precisa de una bolsita para recogerla y así permitir que la carrera se pueda llevar a cabo.

Hasta entonces, sea cual sea el desenlace, mi felicitación porque acaban de entrar ustedes en el saco donde tengo al resto de formaciones políticas en un tiempo record. Si por las cagadas se puede medir el nivel político de cualquier formación que se precie ustedes empiezan apuntando alto y les auguro un futuro muy prometedor….No sé si de esto sacarán algo en su web Versión Original o si la sacarán en Subtitulada pero por muchas versiones que haya, gracias o, mejor dicho, por culpa de ustedes, de momento, Andrés se queda sin un pequeño soplo de esperanza…

¿Podemos?En esta ocasión, al menos, permítanme que les cambie el nombre a su partido por el de Jodemos que es lo que han hecho ustedes gratuitamente con algo que ya estaba muy avanzado y sin molestar a nadie…

Disculpad mi intransigencia hacia este tipo de personas que, en mi humilde opinión, no hacen ningún bien a los que ya bastante mal lo tienen en la vida para que lleguen los demás a ponérselo aún más difícil. Aquí no se trata de ideología política sino de humanidad, sensibilidad y solidaridad con los demás. Espero no haber molestado a nadie con mis comentarios excepto a los anteriormente citados que, sinceramente, pueden coger un velero y dar la vuelta al mundo…nos alegraríamos mucho por ellos y por nosotros mismos…Feliz viaje.»

Fue bonito mientras duró

Apareciste hace un par de años. Tus hermanos mayores pasaron a mejor vida con tu llegada. Hemos vivido muchas cosas juntos. Viajes, historias, fotos, mails enviados, Sigue leyendo

Cádiz-Granada-Madrid y Valencia-Roma

  
Se acabaron las vacaciones. Se acabó la playa. Se acabó el no madrugar. Ayer, a eso de las 10 de la mañana salíamos de Cádiz hacia Madrid con escala en un bonito pueblo de la Costa Tropical de Granada. Allí dejamos a nuestra hija en casa de su amiga del alma. Tan solo tienen siete años y parecen amigas adolescentes. De esas que se cuentan todo. Se comen a besos y abrazos de tal forma que da cierta grima. Se conocen desde los dos años. Cinco años de sus vidas juntas. Inseparables. Casi el 75% de sus cortas vidas compartiendo muchas horas de colegio y tantas otras fuera de él. Da gusto. Se escriben, se llaman… No hay día que en mi casa no salga su nombre. No hay día que en su casa no hable de mi hija. Incluso, hoy, en distintos colegios siguen igual que antes. Impresionante. Ojalá esta bonita e infantil amistad dure muchos años. Todos. 

Bien, pues después del que pensábamos fue nuestro último baño en la playa en aguas saladas del Atlántico, al dejarla en Granada, y tras una estupenda comida con los «padres adoptivos» de nuestra hija y muy buenos amigos, nos hemos dado un chapuzón en el Mediterráneo y hemos seguido camino de Madrid. Estos últimos kilómetros con un hueco libre en la fila de asientos de atrás. Durante esas horas de carretera hemos hablado de todo un poco. De lo que les ha gustado más de las vacaciones, de los nombres de los pueblos, de los insistentes avisos de la DGT recordando la importancia de medir la presión de las ruedas, de… todo. Y ha salido a la luz el trabajo. Los aviones. Los vuelos. Los destinos. Y recordando eso, contándoles historias a los niños, les conté el vuelo que hice hace casi 10 años un 9 de julio de Valencia a Roma. Y hablando, hablando, que por qué no publicaba en el blog lo que en su día escribí sobre aquél viaje. Pues bien, creo que no es mala idea retomar el blog recordando aquello. Espero que te guste. 

«Valencia-Roma, con el Papa: un vuelo para recordar.

Hace 48 horas mi corazón latía a una velocidad trepidante. Hace 48 horas salía en autobús del hotel Astoria de Valencia camino del aeropuerto de Manises. Hace 48 horas me dirigía allí con el resto de la tripulación para preparar el vuelo Valencia-Roma donde teníamos la gran suerte de llevar a SS Benedicto XVI. Hace sólo 48 horas.

Salimos del hotel con un puñado de nervios en nuestros cuerpos. No era tarea fácil. Había que hacer muchas cosas antes de que llegasen los pasajeros. Para empezar, al llegar al aeropuerto nos pusieron la primera pega, pues no teníamos acreditación para pasar. Casi conseguimos que el Papa se quedase un día más en Valencia. ¡Qué pena, todo se arregló! La Guardia Civil accedió a reconocernos como tripulación del vuelo y a dejarnos pasar. Una vez a pie del avión EC-JRE, un Airbus 321 de nombre “Villa deuncastillo”, sacamos las cámaras de fotos y empezamos a hacernos mil y una fotos. “Que se vea la alfombra roja”, “Repite, repite, que he cerrado los ojos”, “Mira, el escudo papal, mira a ver si consigues que salga con él al fondo”… Así un “carrete” entero. 
Después de sudar la gota gorda mientras los fotógrafos de la compañía nos hacían la foto oficial, subimos por las escalerillas al avión. ¡¡¡Qué bonito!!! El interior del avión era todo un lujo. Todos los asientos tenían un cabecero con el escudo del Papa, el logo de Iberia y la fecha del vuelo bordados en hilo. Una maravilla. Os podéis imaginar el estado de mis pelos… no estaban de punta… estaban fuera de sí. Me di un paseo por el pasillo antes de empezar a trabajar. Sólo, pasillo arriba, pasillo abajo… pensando en lo que estaba sucediendo. En unas horas estaría allí sentado, nada más y nada menos que SS Benedicto XVI acompañado por medio Vaticano. ¡Qué pasada! Primer lagrimón. 
Los once miembros de la tripulación auxiliar nos pusimos manos a la obra. Comprobar que había de todo, bebidas, comidas, regalos, hielo, mantas, almohadas, material de emergencias, extintores… Era un follón. Por allí pasaba mucha gente. Protocolo, seguridad española, seguridad del Vaticano, catering, fotógrafos de la compañía, coordinadores del vuelo… Pero de repente el avión se quedó medio vacío. Sólo estaba la tripulación y la comitiva de Iberia. Se cierra la cortina de mitad del pasillo, y por la escalera trasera comienzan a subir, con media hora de antelación a lo previsto, los periodistas que acompañan al Santo Padre. EFE, RAI, ABC, COPE… allí estaban todos. Paloma Gómez-Borrero, teléfono en mano (seguramente hablando en directo en la COPE) es la última en subir. 
Se escucha de fondo y lejano, a la banda de música militar que espera al Santo Padre. Me asomo por una de las ventanas y veo a los Reyes al fondo, al Presidente de la Comunidad Valenciana, a la Alcaldesa de Valencia, etc… y en el centro: Su Santidad. Sigo con mi trabajo, sin poder olvidarme de que en un rato tendré a sólo unos metros de mi al sucesor de San Pedro. 
Nos dicen que nos sentemos, ocupamos nuestros puestos, a mi me toca en la fila 19. Despego mirando por la ventana. Veo como todos dicen adiós desde el suelo. Nos escoltan dos todo terrenos verdes con dos Guardias Civiles en sus techos. Veo como pasajeros y tripulaciones de otros aviones que siguen en tierra nos dicen adiós. Veo como gente desde detrás de las vallas que delimitan el aeropuerto nos dicen adiós y fotografían el avión. La emoción es absoluta. Segundo lagrimón del día. El tercero está al llegar. Nada más despegar me asomo por la ventana y veo un caza a tan sólo unos metros de distancia. Horror, esto va a acabar conmigo… tercer lagrimón. Desaparece la señal de cinturones y nos ponemos en marcha. Todo sale perfecto. Todo. No os cuento nada del servicio, pues sería alargar esto más y más.
Nos aproximamos a Roma, aeropuerto de Ciampino. Los periodistas aplauden (pensaba que era normal, pero parece ser que es la primera vez que ocurre) a la tripulación. Me cuentan que en la COPE se ha oído a Paloma Gómez Borrero decirlo desde el avión, antes de abandonarlo. 
Hay un pequeño revuelo en la parte delantera pues quieren que toda la tripulación se acerque antes de que aparque el avión. Me acerco de los primeros. Veo por fin a Su Santidad. Le veo de espaldas, está sentado en su sitio. Está su fotógrafo delante de él. También está uno de sus secretarios. Veo a la Jefa de Protocolo de Iberia por ahí. Pero ya no miro más. Sólo me fijo en Él. Está sentado, relajado, atendiendo a todos los que le van presentando. Parece que me toca, doy un paso para adelante y me frena un agente de la Guardia Suiza. Esto se pone difícil. Ahora sí, creo que me toca. Vuelvo a dar un paso, y el mismo agente me para. Qué nervios. ¡Sí! Soy yo, es mi turno. Paso por delante de todos los que allí estaban, me pongo de frente al Santo Padre, me derrumbo al suelo de rodillas, tomo su mano, le beso el anillo de su mano derecha y le oigo decir “levanta y siéntate aquí, a mi lado”. “Santidad, quisiera hacerlo pero no puedo.” Me repite otra vez lo mismo, que me levantara y me sentase a su lado. “Santidad, no puedo levantarme” (Me temblaban las piernas como nunca). Insiste y me dice “Es que si no lo haces, no saldrá bien la foto”. ¡Anda!… la foto, es el único recuerdo gráfico que voy a tener con S.S., por lo que saco fuerzas de no sé dónde y me siento en el asiento 2C, a su lado. No le suelto la mano y me comenta que el vuelo ha sido estupendo, me felicita como miembro de la tripulación y me desea lo mejor. Yo tenía un montón de peticiones para hacerle, y con tanto nervio sólo se me ocurre decirle “Santidad, ¿cómo lo ha pasado en Valencia?”. Qué mal… Qué pena… Pero bueno, me dijo que lo pasó muy bien, que no esperaba que fuese tantísima gente, tantísimas familias de bien… Y que todo estupendo. No le quitaba la mirada de los ojos. ¡Qué ojos tiene! ¡Qué paz! ¡Qué bueno es, cuánta bondad! 
Lo siguiente que recuerdo es que me agarran de un brazo para levantarme y que pueda pasar el siguiente miembro de la tripulación. Directamente de la posición sentado paso al suelo a ponerme de rodillas ante él una vez más, le vuelvo a besar el anillo y me despido. Me quedé un rato al lado, sin quitarle la mirada. Veía como se iban acercando más tripulantes y de repente me acordé de las fotos. Llevé fotos de toda la familia, y una de Santa María de Caná. En décimas de segundo llegué a la conclusión que primero Caná y luego si acaso las de la familia. La de Caná tenía más posibilidades de ser firmada por Su Santidad. Me doy la vuelta y veo que en el asiento 3F sigue sentado el secretario del Cardenal Sodano, Mokrzycki. Me presento como miembro de la tripulación del vuelo. Le pregunto en que idioma hablamos, me dice que en italiano (pienso, italiano no sé ni pápa, así que haré lo que se pueda) y le pregunto por el vuelo. Acto seguido le digo que vengo de una Parroquia de Madrid de dónde han ido 1500 feligreses a ver al Santo Padre a Valencia. Exclama que qué barbaridad. Le digo que tengo unas fotos de mi familia y otra de la Parroquia para que, aun teniendo un No por respuesta, y teniendo en cuenta que es la única vez en mi vida que pueda tener tan accesible a Su Santidad, a ver si era posible que… “¿…te la firme el Santo Padre?”, me corta. Le digo que sí, sí, por favor que lo haga. Es para llevárselo a Don Jesús Higueras, párroco de Santa María de Caná. Me dice que sí, que no hay ningún problema que le dé la foto. ¡Horror! La foto está en la parte de atrás del avión, a unos 47 metros de distancia con todo el pasillo obstaculizado por Cardenales, Obispos, un Embajador, representantes de la compañía, y 70 periodistas. Pienso “o vas o te mato”. Total, que voy. Empiezo a correr por el pasillo, quitándome de encima a Cardenales, Obispos, un Embajador, representantes de la compañía y 70 periodistas. Llego a mi maletín, saco la cartulina con la foto pegada y “vuelo” hacia la zona delantera quitándome de encima a Periodistas, representantes de la compañía, un Embajador, Obispos y algún Cardenal que quedaba a bordo. “El Papa se acaba de bajar” me dicen. Muero. No, yo esto lo hago por D. Jesús que le prometí que lo hacía. Así que sin preguntar, le digo a los tres comandantes, dos sobrecargos y representantes de la compañía que estaban despidiendo a los pasajeros que me bajo del avión. Me debieron de ver tal cara que simplemente me dijeron que “Sí, baja, corre que se va”. Bajé zumbando, y de repente veo a tropecientos obispos y cardenales despidiéndose del Papa. “¿Quién será el secretario Mokrzycki?” Ni idea. Veo al Cardenal Herranz y le ruego que me señale al secretario Mokrzycki. Después de explicarle para que era en décimas de segundo, atónito, me dice “es aquel de allí, corre que suben al helicóptero ya”. Corro con foto y rotulador en mano hasta la escalerilla del helicóptero, tengo al Santo Padre a dos metros de mí, y le doy la foto al secretario Mokrzycki. Éste sube al helicóptero y mientras algún agente de algún cuerpo de seguridad italiano me agarra y me dice que qué estoy haciendo allí y me echa para atrás veo a través de la ventana, como le entrega la foto al Papa. Éste la coge, la mira, (la bendice, espero) y la firma. Lágrimas. Tengo a dos tipos con pinta de agentes a mi lado. Les ruego que no cierren la puerta del Helicóptero. Necesito esa foto. Me preguntan que qué foto. Que qué hago ahí. Yo por un momento me veo esposado y camino del loquero o a lo peor de una cárcel. Pero no… aparece el famoso secretario Mokrzycki con la foto en la mano, levantándola para buscarme. Y corro con dos agentes detrás de mí hacia él. Uno de ellos me dice, corre y no lo vuelvas a hacer nunca más (sonriéndome, menos mal). Sigo corriendo (me habían alejado bastantes metros) y pongo un pie en la escalerilla del helicóptero del Papa (puedo presumir de haber estado en su helicóptero) y el secretario me da la foto felicitándome. Me despido de él agradeciéndoselo infinito. Me marcho dando pasitos hacia detrás. Veo a Benedicto XVI por su ventana, sentado y le digo adiós con la mano y agachando la cabeza en modo de agradecimiento. Me quedo mirando y ya, el agente, hasta el gorro de mi, me dice “sube al avión, que ya tienes foto y vas a acabar volando si te quedas aquí, es peligroso”. Me subo al avión y enseño la foto a todos, dando gracias por dejarme bajar. 
D.Jesús va a estar encantado. Yo… soy el tipo más feliz de la tierra.»

Cerrado por vacaciones

Salvo que entre baño y baño en la playa, salvo que entre castillo de arena y carreras sobre la hirviente arena, salvo que entre «corre al chiringuito a por helados para los niños» y «ven corriendo que no encuentro al pequeño», salvo que entre pescaíto y cervecita… salvo que entre todas esas cosas me dé algo de tiempo para escribir, me temo que nos vemos a la vuelta de las vacaciones. 

Pasad todos un buen verano, unas merecidas vacaciones y no os olvidéis de la crema, que yo siempre lo hago y vuelvo mudando piel a kilos. Cualquier año le hago un bolso a mi mujer con lo que pierdo, ¿no se venden de lagarto, cocodrilo…? O un cinturón, que ando escaso. 

Pues lo dicho, vuelta y vuelta que el sol aprieta y parece no querer dar tregua. 

Besos y abrazos y nos vemos en unas semanas. 

Una canción muy veraniega…

¿Volveremos a oír esta música este verano? 

 

Ideas 

Ideas. Necesito ideas. Necesitamos ideas. 

  
Como sabes, estoy trabajando en la Fundación Andrés Marcio, Niños Contra la Laminopatía. Para el que no lo sepa, llegados a este punto, los de mi entorno lo saben todos, pero nunca se sabe hasta donde puede llegar este texto, la laminopatía es una enfermedad rara entre las raras. Solo se conocen cinco casos en España y cinco decenas en el resto del mundo. Teniendo en cuenta las poblaciones, el porcentaje es mínimo. Un 0,00000011% de la población española y un 0,000000007% de la mundial. Es muy poca gente. Muy pocos niños. Pero, no por ello, dejan de ser importantes. Como decía, la laminopatía es una rarísima distrofia muscular degenerativa que deja a los niños que la padecen en unas malísimas condiciones para vivir y acaba con ellos en edad adolescente.

Las principales funciones de la fundación son dar a conocer la enfermedad, conseguir detectar casos que aún no estén diagnosticados, apoyo a las familias, y, por supuesto, encontrar la cura definitiva

Para ello se necesita hacer una labor de divulgación que estamos intentando por todos los medios. Hemos aparecido en algunos medios de prensa, televisión y radio. Hemos estado con SM la reina Dª Letizia en el acto oficial del Día Mundial de las Enfermedades Raras. Hemos asistido a distintos actos de otras fundaciones y asociaciones. Pero… no es suficiente

Por otro lado, el tema económico, lamentablemente es igual de importante o más. Tenemos la grandísima suerte de estar recibiendo apoyo económico de varias empresas, de un importante número de personas de forma individual, con venta de camisetas en la actualidad, distintos eventos deportivos, etc. Pero… no es suficiente

Por eso las ideas. Necesito tu ayuda. Necesitamos tu ayuda. Seguro que entre todos organizamos un brain storming y sacamos algo bueno. Si se te ocurre algo, si sabes de alguien, si conoces una empresa… lo que sea, y crees que puede ser útil, no dejes de decírnoslo. Puedes ponerte en contacto con nosotros de varias formas:

Mail Fundación: fam@fundacionandresmarcio.org

Teléfono Fundación: +34 91 449 09 07

Twitter: @laminopatia

Facebook: Fundación Andrés Marcio

O, también, puedes hacerlo dejando un comentario en este blog. 

Para cualquier información adicional sobre la fundación o la enfermedad, no dejes de consultar la página de la fundación o no dudes en ponerte en contacto conmigo gonzalonm@fundacionandresmarcio.org 

Espero tu respuesta. Seguro que tienes algo bueno que aportar. Entre todos, es posible que acabemos con la laminopatía. Andrés, Álvaro, Lluis, Ekaterina… Todos ellos se lo merecen.